Tenemos el poder de cambiar las cosas, pero tenemos que querer

Hace tres semanas escribí que no todo está mal en la cuarentena. Escribí que la gente se une para ayudar a quienes lo necesitan y para apoyarse mutuamente en estos tiempos difíciles. Hoy, tres semanas después, quiero escribir algo un poco diferente.


Durante la cúspide de la cuarentena, cuando casi no podíamos salir de casa, la gente de la República Checa demostró una inesperada solidaridad cuando varias organizaciones, igual que varios individuos, cosían los cubrebocas para hospitales y otros centros de ayuda en riesgo. Otros participaron en la impresión de caretas protectoras en sus impresoras 3D, y generalmente la prensa y redes sociales presentaron mucha positividad y esperanza. En el tiempo de infección más fuerte, la gente se unió. Pero cuando esta crisis pasó, volvimos a ser lo que éramos antes.


Después de dos meses del estado de crisis, alguna gente se siente entorpecida por todas las restricciones y ya no quiere seguirlas, así que es más y más común ver gente sin cubrebocas, aunque todavía es obligatorio llevarlos. Aunque hay carteles informativos realmente por todas partes, el espanto mayor ya disminuyó y todos somos menos precavidos. A consecuencia de esto, el número reproductivo del virus subió de nuevo y  mucha gente teme que vamos a sufrir una segunda ola de la enfermedad. A diferencia del comienzo de la pandemia, ahora somos más irresponsables y menos solidarios. Después de la desaparición de la amenaza mayor, volvimos a nuestros ritmos normales y si algunos esperaban que esta crisis nos haría mejores, estas expectativas generalmente no se han cumplido.


Hace tres semanas estuve llena de optimismo de que esta pandemia nos iba a cambiar a mejor, que lo íbamos a superar todo e íbamos a ser mejores seres humanos. Ahora no es que sea pesimista, sino que simplemente soy más realista. Esta crisis tiene el potencial para cambiar a la humanidad a mejor, pero nosotros mismos tenemos que querer cambiarnos. Sin nuestra voluntad, no va a cambiar nada. Y esto es lo que me enseñó la cuarentena. Que en una situación no todo es malo, pero que nosotros tenemos que estar dispuestos a cambiar para mejorar la situación. 


por Josefína Dušková


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